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La inteligencia emocional y sus bases para mejorar la educación.

En este artículo describimos la importancia de la inteligencia emocional, según Salovey y Mayer indican que es la “Habilidad para procesar de forma completa la información sobre la emoción y usarla para guiar actividades cognitivas como solución de problemas y enfocar la energía en los contextos requeridos”. También la

“Capacidad de percibir los sentimientos propios y los de los demás, distinguir entre ellos y servirse de esa información para guiar el pensamiento y la conducta de uno mismo”.

Modelo de Mayer & Salovey (1997) de Inteligencia Emocional

En la actualidad se comenta sobre cuál es la postura teórica adecuada para estudiar la inteligencia emocional y su desarrollo. A lo largo de la última década se ha creado una clara distinción entre los modelos teóricos de inteligencia emocional de habilidad (aquellos que se focalizan en las habilidades mentales que permiten utilizar la información que nos proporcionan las emociones para mejorar el procesamiento cognitivo) y los modelos mixtos (aquellos que combinan o mezclan habilidades mentales con rasgos estables de comportamiento y variables de personalidad).

El modelo teórico propuesto por Mayer & Salovey, donde conceptualizan la inteligencia emocional como un conjunto de habilidades que componen una inteligencia genuina (MAYER, ROBERTS & BARSADE, 2008) y que por tanto es posible desarrollar, se nos presenta como el modelo a partir del cual la investigación empírica y el desarrollo de programas de entrenamiento cobran sentido y mayor rigurosidad y coherencia. Además, el hecho de que el modelo esté constituido por cuatro ramas de habilidades permite desarrollar programas bien estructurados que admitan su fácil aplicación, seguimiento y evaluación. Estas ramas son:

  1. Percepción. Habilidad para identificar emociones propias y ajenas y percibirlas en el aire, fotografía, música y otros estímulos.
  2. Facilitación. Habilidad para generar y sentir emociones, empleadas en procesos cognitivos de toma de decisiones.
  3. Comprensión. Habilidad para comprender las emociones, como se combinan, progresan y dan significado a los eventos.
  4. Regulación. Habilidad para controlar las emociones y modular las de los demás, promover el crecimiento personal y emocional.

El modelo del Centro para la Inteligencia Emocional de Yale. Marck Brackett

Otro programa de educación, que está dando muy buenos resultados en centros educativos, es el programa emocional RULER que fue creado por el Centro para la Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale. Su fundador es el prestigioso doctor Marc Brackett. Sin duda, el hecho de haber sufrido bullying de pequeño le motivó a crear el centro y a investigar durante décadas al respecto.

El nombre del programa: RULER, significa literalmente `regla´ en inglés. Además, se trata de un acrónimo de las palabras: recognize (reconocer), understand (entender), label (clasificar), express (expresar) y regulate emotions (regular emociones). En concreto, las habilidades que trabajan son las siguientes.

R: reconocer las emociones en uno mismo y en los demás.

U: comprender las causas y consecuencias de las emociones.

L: etiquetar o clasificar las emociones con un vocabulario específico.

E: expresar las emociones de acuerdo con las normas culturales y el contexto social.

R: regular las emociones con estrategias útiles.

Por ello, RULER busca:

  • Enseñar que todas las emociones valen en sí mismas y que son propias del ser humano.
  • Crear un lenguaje común para clasificar y expresar emociones: un lenguaje socio-emocional compartido.
  • Favorecer que el alumno pueda expresar lo que siente y tenga las herramientas para regularlo.
  • Fomentar la empatía.

Y así, hay más autores que demuestran que el manejo de la inteligencia emocional, es la clave para mejorar la educación. El reto para nuestra sociedad y nuestro sistema educativo reside en saber extender esta formación a todos los docentes, para que no se trate de una formación anecdótica y puntual en algunos centros muy concretos llenos de sano romanticismo y entusiasmo. Un proceso de cambio que puede parecerle utópico a algunos en estos años de crisis económica, pero que el curso de los tiempos está convirtiendo en una necesidad imperiosa y no en un lujo superfluo. Para resolver las contradicciones y paradojas de la sociedad del siglo XXI necesitamos de una escuela saludable, competente y feliz, y esto será una misión imposible sin docentes emocionalmente inteligentes ya que “Educar la mente sin educar al corazón, no es educar en absoluto” (Aristóteles).

Entrevista: Marc Brackett: “Hay que dar al mundo permiso para sentir” | EL PAÍS Semanal (elpais.com)

 

 

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